Bolsos, zapatos, flores, animales… cualquier motivo es bueno para diseñar un charm. Estos diminutos colgantes que decoran las pulseras, a gusto del consumidor, adoptan las formas más divertidas y simbólicas, hasta el punto de ofrecer un valor añadido: el sentimental. Los enamorados regalan corazones o emblemáticas piezas de joyería, reducidas a la mínima expresión, mientras que las amigas obsequian con simpáticas reproducciones de los it de moda. El resultado es una combinación exclusiva y original.
La mítica maleta adquiere forma de charm.
Y en forma de llave de Louis Vuitton.
El clásico corazón en oro amarillo.
Y con la forma de una bolsa de la joyería deTiffany.
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