Lumières Spirituelles, pieza única en oro con zafiros, rubíes, diamantes, esmeraldas, aguamarinas, berilos, lapislázuli y turmalinas, de Sylvie Corbelin París.
Bizancio fue una de las ciudades más ricas y opulentas de su época y dio comienzo a una lujosa estética basada en el dorado y en los pigmentos de colores fuertes que originó una inagotable época de esplendor.
Este movimiento encontró en la joyería el aliado perfecto para dar rienda suelta a ese frenesí de oro amarillo y gemas preciosas de colores que sirven para dar forma a piezas de gran formato e iconografía sagrada. Las cruces son las abanderadas de esta corriente entre hedonista y espiritual, aunque también los pendientes, las pulseras y los anillos se dejan seducir por esta tendencia excesiva y espiritual.
(Imagenes by Vogue)
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